Desde el año 2000 se ha designado el 19 de noviembre como el Día Mundial para la Prevención del Abuso sexual a niñas, niños y adolescentes, para poner en evidencia el problema de los abusos a la infancia.
Este delito, que vulnera la integridad sexual de niñas, niños y adolescentes, sucede mayoritariamente dentro del ámbito familiar y es cometido por familiares o personas cercanas al entorno. Es ejercido mediante la manipulación, el sometimiento, las amenazas y secretos que generan miedo, culpa, vergüenza y retraimiento. Incluye no solo el contacto sexual sino también otras conductas tales como el hostigamiento, el exhibicionismo, las humillaciones de carácter sexual, las intrusiones en la intimidad, los tocamientos, el hacer que sean partícipes de prácticas propias de la sexualidad adulta o el grooming (acoso y abuso sexual online), entre otras.